El Centro de la Alianza de Dios
“Siervo de la Gloria de Dios”
Mi nombre es ‘Abdu’l-Bahá. Mi cualificación, ‘Abdu’l-Bahá. Mi realidad es ‘Abdu’l-Bahá. Mi alabanza, ‘Abdu’l-Bahá. La esclavitud ante la Bendita Perfección es Mi gloriosa y refulgente diadema, y la servidumbre ante toda la raza humana Mi religión perpetua […] Ningún nombre, ni título, ni mención, ni recomendación poseo, ni poseeré, excepto la de ‘Abdu’l-Bahá. Éste es Mi anhelo y éste es Mi mayor deseo. Ésta es Mi vida eterna. Ésta es Mi gloria sempiterna.
¿Quién es ‘Abdu’l-Bahá?
En noviembre 2021, los millones de bahá’ís en todo el mundo conmemoran el centenario de su Ascensión al cielo de la Figura incomparable ‘Abdu’l-Bahá. Nació en la antigua Persia el 23 de mayo 1844, coincidiendo con el comienzo de la Fe Bahá’í.
Desde Su infancia, acompañó a su Padre, Bahá’u’lláh durante cinco décadas de exilio, apresamiento y sufrimiento. Bahá’u’lláh le nombró la Cabeza de la Fe, el Centro de su Alianza e Intérprete y Expositor autorizado, así asegurando la unidad de su Fe. ‘Abdu’l-Bahá encarna el ejemplo perfecto del modo de vida bahá’í. En 1868 se ordenó el exilio final de Baháú’lláh y su familia a la ciudad prisión ‘Akká en Tierra Santa. La orden imperial del Sultán proclamó que todos deben rechazar y rehusar cualquier contacto con esa ‘banda de diablos’. Durante los primeros días, confinados en una habitación estrecha, llena de lodo y privados de agua y alimentos, se enfermaron y dos fallecieron por falta de atención médica. Luego el hijo menor de Bahá’u’lláh también dio su vida. Poco a poco, las condiciones se mejoraron.
La conducta de ‘Abdu’l–Bahá durante más de medio siglo cambió por completo la actitud de la gente. Cuando falleció en 1921, el desfile funerario contó con 10,000 almas, ricos y pobres, poderosos y comunes, musulmanes, cristianos y judíos, llorando la pérdida de Quien había convertido la humillación en gloria.
La Fe Bahá’í es una religión independiente, a base de las enseñanzas de Bahá’u’lláh (1817-1893). ‘Abdu’l-Bahá es el Hijo Mayor y Sucesor de Bahá’u’lláh y su tercera Figura Central.
La Fe Bahá’í profesa que hay un solo Dios, Creador del Universo y Padre Amoroso de toda la humanidad. Como relata la Biblia, Dios estableció una Alianza con la humanidad hace siglos, de nunca dejarnos solos, que siempre nos mandaría guía y salvación. La Alianza ha sido afianzada progresivamente por figuras tales como Abrám, Noé, Moisés, Su Hijo JesúsCristo, y muchas más de la Biblia y otras enviadas a otras partes del mundo. La Fe Bahá’í tiene su Centro Mundial en Monte Carmelo en Tierra Santa, en Haifa, Israel, el destino terrenal de El Báb, y además, Bahá’u’lláh y ‘Abdu’l–Bahá, Padre e Hijo.
¿Cómo saber quién es quién? Cincuenta años después de su llegada, el pueblo de ‘Akká supo distinguir entre la ilusión del edicto imperial y la verdad palpable. Ahora, cien años después de la desaparición de ‘Abdu’l-Bahá, le toca a todo el mundo saber Quién es Quién.
La forma de ‘Abdu’l-Bahá, contundente pero sencilla, dota sus palabras con un gran poder de convencimiento:
Si no estamos felices y contentos en esta estación
¿a qué otra estación vamos a esperar y a qué otros tiempos vamos a aguardar?¿Por qué no probar la paz durante un tiempo? Si descubrimos que la guerra es mejor, no será difícil volver a la lucha otra vez …
Una religión que no sea causa de amor y unidad no es una religión. Todos los santos profetas fueron como médicos para el alma; prescribieron un tratamiento para la curación de la humanidad.
La tierra no pertenece a un pueblo, sino a todos los pueblos.La diversidad en la familia humana debería ser cause de amor y armonía, como lo es la música donde diferentes notas se funden, logrando un acorde perfecto.
Seamos sabios como el silencio, fuertes como el viento y útiles como la luz.
En este mundo las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres; en la religión y en la sociedad ellas son elementos muy importantes.Observad a los poderosos reyes de la tierra;
tienen todo el poder del mundo que se puede conceder a una persona y, no obstante, cuando la muerte los llama, tienen que obedecer, como cuando llama a las puertas de los campesinos.Mienras se impida a las mujeres alcanzar sus más elevadas posibilidades, los hombres serán incapaces de lograr la grandeza que podría ser suya.”
¡Qué poder es el amor!
Es el más maravilloso, el más importante de todos los poderes vivientes. El amor confiere vida a los que no la tienen. El amor enciende una llama en el corazón helado. El amor concede esperanza a los desesperados y alegra las almas de los angustiados. Ciertamente, en el mundo de la existencia no existe un poder mayor que el amor.
Comenzando en 1898, peregrinos del occidente visitaron a Tierra Santa para investigar la Fe Bahá’í. Luego, invitaron a ‘Abdu’l-Bahá a sus países. Sin embargo, siendo aún un prisionero oficial, no pudo viajar. Las falsas acusaciones en contra de Él culminaron en una comisión imperial con la misión predeterminada d condenarlo por acusaciones inventadas.
Sólo pudo viajar después de ser liberado de su cautiverio. Su larga cadena de prisión culminó en una comisión imperial con la misión predeterminada de condenarlo por acusaciones inventadas. El barco que mandaron para sacarlo de ‘Akká, con la amenaza de un exilio a un lugar aun más remoto fue intervenido por la noticia de la revolución de los Turcos Jóvenes, acabando con el trono imperial del Sultán y el trono eclesiástica del califato.
Milagrosamente, ‘Abdu’l-Bahá gozó de la libertad. En 1911, a pesar de su edad avanzada y muchas limitaciones físicas, inició sus viajes a Egipto, Europa y Norteamérica. El resultado de estos viajes fue extender la influencia de ‘Abdu’l-Bahá mucho más allá del ámbito interno de la Fe de Su Padre.
‘Abdu’l-Bahá habló sobre la unidad, la paz y la justicia con periodistas, oficiales del gobierno, figuras públicas, filósofos, artistas y científicos. Dio centenares de conferencias a iglesias y sinagogas, sociedades pacifistas, sindicatos y facultades universitarias, en fin, a todo tipo de público.
La receptividad de sus audiencias fue extraordinarias. Por ejemplo, el rector de la Universidad Stanford presentó a ‘Abdu’l–Bahá diciendo que “seguramente unirá el Oriente y el Occidente porque traviesa el camino místico con pies prácticos.”
Antes de sus viajes, siendo Él todavía sujeto al edicto imperial, superando un sinfín de obstáculos, incluyendo una campaña de descrédito de parte de sus propios hermanos, ‘Abdu’l-Bahá logró otra hazaña trascendental: La erección del Santuario de El Báb en Monte Carmelo, la piedra angular de lo que hoy es un faro de luz brillando desde Tierra Santa a toda la tierra.
De todos los principios que subyacen la Alianza de Dios en la actualidad proclamados por su Centro, ‘Adu’l-Bahá, el más apremiante es la unidad. La unidad entre religiones es especialmente engorrosa.
En Contestación de Algunas Preguntas, ‘Abdu’l-Bahá abordó el tema de la unidad y muchos más. El libro entero está disponible en nuestra página web. La unidad implica el respecto para opiniones diferentes y consulta de buena fe para entender mejor y poder trabajar en forma unida. Como un ejemplo, a continuación, una explicación de ‘Abdu’l-Bahá en cuanto a Jesús Cristo:
“…Cristo … dijo ‘He aquí que he nacido po obra del Espíritu’. Aunque ahora resulte fácil para los cristianos creer una aseveración semejante, en aquel entonces resultaba en extremo difícil. Según el texto del evangelio los fariseos dijeron: ¿no es este Jesús, el hijo de José el de Nazaret, cuyo padre nos es conocido? ¿cómo pues dice ‘del Cielo he descendido’?
En breve, este hombre que a los ojos de todos parecía muy humilde, se levantó con un poder tan grande como para abolir una religión que había perdurado durante quince siglos. Eso ocurrió en una época en que la más leve desviación exponía al transgresor a peligro grave o mortal.
En los tiempos de Cristo, la moralidad pública y la condición de los israelíes habían caído en un estado de degradación, corrupción y servilismo extremos. De estar sometidos a cautiverio por los caldeos y los persas, pasaron a ser esclavos de los asirios; y más tarde pasaron a ser súbditos y vasallos de los griegos, para, finalmente, verse sometidos al dominio y desprecio romanos
Asistido por un poder sobrenatural, este joven, Cristo, abrogó la antigua ley mosaica, reformó la moral pública, restableció Israel en sus fueros de gloria eterna, trajo a la humanidad las buenas nuevas de la paz universal y difundió por todas partes enseñanzas destinadas no sólo a la felicidad de la casa de Israel sino de todo el cuerpo social humano.
Los israelíes, los de su propia sangre, fueron los primeros en querer deshacerse de Él. En apariencia lograron someterlo y reducirlo al más penoso sufrimiento. Por último incluso lo coronaron de espinas y le crucificaron. Empero, Cristo, estando aparentemente en la más profunda miseria y aflicción, proclamó: ‘Este Sol resplandecerá, esta luz brillará, mi gracia circundará al mundo y todos mis enemigos serán doblegados’. Tal como dijo así aconteció.
Todos los reyes de la tierra no han podido resistirle; antes bien, sus estandartes se han visto derribados, en tanto que la enseña de aquel Oprimido se ha visto izada hasta la cúspide. Un hecho así contradice todas las reglas de la razón humana. Resulta claro entonces que este Glorioso Ser, ayudado y confirmado por el poder divino, fue un verdadero Educador de la humanidad.”
Entre las verdades vitales que ‘Abdu’l-Bahá proclamó se encuentran las siguientes:
- La búsqueda independiente de la verdad, descargada de supersticiones y tradiciones
- La unidad de toda la raza humana, el principio axial y doctrina fundamental de la Fe
- La unidad básica de todas las religiones
- La condena de todas las formas de prejuicio, ya sea religioso, racial, de clase o nación
- La armonía que debe existir entre la religión y la ciencia
- La igualdad del hombre y de la mujer, las dos alas que permiten a la humanidad remontar vuelo
- La introducción de la educación obligatoria
- La adopción de un lenguaje universal auxiliar
- La abolición de los extremos de riqueza y pobreza
- La institución de un tribunal mundial para la resolución de contenciosos entre las naciones
- La exaltación del trabajo, cuando se realiza en espíritu de servicio, al rango de adoración
- La glorificación de la justicia como principio rector de la sociedad
- La visión de la religión como baluarte para la protección de todos los pueblos y naciones
- La implementación de una paz universal y permanente como meta suprema de toda la humanidad